No menos importante fue el cubismo , estilo que utilizaba la perspectiva convencional ni los colores de la realidad ni tampoco un punto de vista único; un sentido más austero del arte los hacía inclinar por los tonos neutros: grises, blancos, verdes claros; los ángulos de observación del objeto se multiplican para obtener de esta cuarta dimensión a partir de la suma de todas las perspectivas; los interiores son representados mediante transparencias, la luz desaparece definitivamente y la exaltación del plano se hace más intensa que en el fauvismo.
El futurismo fue otro de los movimientos pictóricos surgido en el siglo XX. Una de las características de este estilo fue el hecho de adjudicar a los objetos diferentes posiciones sobre un plano, con la intención de representar el movimiento. Consecuentemente, pintaban caballos, perros y figuras humanas con más de una cabeza.
El dadaísmo también nació en el siglo XX, caracterizado principalmente por su oposición a la burguesía y por pintar cuadros que mostraran una inventiva inagotable.
Por último, el surrealismo presentaba una cierta cohesión de escuela: animación del mundo inanimado, metamorfosi, aislamiento de fragmentos anatómicos, máquinas fantásticas, etc.
Retrato en "Vertumnus" (Verano) del emperador Rodolfo II realizado por Giuseppe Arcimboldo. Todos los frutos y flores representados en el cuadro eran propios de la estación del verano en el siglo XVI. Algunos surrealistas vieron en él a un precursor.
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